LA CRISIS DEL CAPITALISMO SE SALDA EN EUROPA CON LA MUERTE DE TRABAJADORAS Y TRABAJADORES UCRANIANOS Y UN EMPEORAMIENTO DE LAS CONDICIONES DE MILLONES DE TRABAJADORAS/ES EN EL MUNDO
SUS GUERRAS: NUESTROS MUERTOS Y NUESTRA MISERIA
NI PUTÍN, NI OTAN
Pensar que la guerra es una cuestión de buenos y malos, de que las guerras las provocan locos o personajes malvados por el único hecho de causar y extender el mal, se aleja de cualquier análisis serio. Detrás de todas las guerras hay una disputa por el control de los recursos, y en definitiva no deja de ser una guerra comercial llevada a un estadio superior. En el caso de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, no es mas que la lucha de los oligarcas europeos, estadounidenses y rusos por el control del comercio y recursos en suelo europeo. En el nombre de la “libertad”, o de la “seguridad nacional” o de la “lucha contra el terrorismo”, se esconde, cada vez con menos disimulo, el interés geoestratégico del control de los recursos energéticos. Para convencernos de que es una “guerra justa”, cuentan con sus medios afines que, mintiendo descaradamente -recordemos, por ejemplo, las armas de destrucción masiva inexistentes-, justifican y dan coartada a las invasiones, bombardeos, masacres…
El genocidio del pueblo ucraniano, checheno, iraquí, yemení, y un larguísimo etcétera, sólo responde a los intereses de las grandes corporaciones empresariales y financieras y a su necesidad insaciable de aumentar su tasa de beneficios cueste lo que cueste. Ese es el precio que hay que pagar por las contradicciones del capitalismo.
Lo hemos visto a lo largo de la historia desde la creación de la OTAN, en Afganistán, en Siria, en Panama, en Yugoslavia, con invasiones militares, o a través de golpes de estado como en Chile, Argentina, Camboya, Colombia, Irak (1979)… para poner gobiernos títeres que faciliten los negocios de las multinacionales europeas y estadounidenses. Detrás de los miles de conflictos siempre está el interés económico de las grandes empresas multinacionales.
Sabemos quienes se benefician con cada nueva guerra y quienes sufren las consecuencias. Con cada guerra las grandes compañías multinacionales multiplican sus beneficios mientras las clases obreras ponen los muertos y sufren los recortes económicos, la destrucción del tejido social, y la miseria. Las bombas dejan claro de parte de quienes están, dejando un rastro de cadáveres de soldados y civiles procedentes de familias de trabajadores y de las clases populares.
Por ello no se puede justificar ni la invasión rusa, ni el envío de armas a Ucrania.