Tuvo que llegar la pandemia para dejar al descubierto el pésimo funcionamiento del ayuntamiento de madrid y su mala gestión.
Quienes llevamos años en el ayuntamiento somos conocedores del desastre organizativo que impera, pero la prueba a que nos ha sometido el virus a superado con creces esta realidad.
A pesar de los altos sueldos y rimbombantes nombres que ostentas centenares de funcionarios municipales, todos ellos de libre designación (salpicada por relaciones políticas y de camarillas generacionales), la falta de coordinación, la inoperancia y la escasez de medios ha mostrado una administración obsoleta y vergonzosamente ineficaz.
Todo ha sido improvisación y pasar la pelota de los altos cargos (con altos sueldos) a los cargos intermedios, estos últimos a base de improvisación y falta de medios está sobrepasando la situación como buenamente pueden o saben, mediante iniciativas individuales. Esta situación como siempre recae sobre el personal subalterno que se ha visto y se está viendo desbordado por la nueva realidad y que lo campean como buenamente pueden. Esto llega a extremos insoportables en el personal municipal que atiende directamente al publico que cada día se enfrentan a una situación de riesgo de contagio.
La descoordinación es absoluta, mientras que en departamentos administrativos en los que en cuanto aparece un positivo se procede al cierre y la cuarentena a todos los empleados (actuación a nuestro entender es coherente y correcta), en otros que además coinciden con los que ofrecen una atención directa al publico, lo que conlleva mayor riesgo tanto para empleadas y empleados como para usuarios, cuando aparecen uno o incluso varios empleados con positivo, ni se cierra el servicio ni se ponen en cuarentena a los empleados, ni se informa a los usuarios de la situación, vergonzoso.
No existen datos públicos, ni se ha proporcionado a los representantes sindicales los datos de número de trabajadoras y trabajadores afectados por el COVID. En cada centro, dependiendo del responsable se han adoptado distintas medidas o en muchos casos ninguna cuando se detecta algún contagio. Ningún protocolo común de actuación en caso de aparecer algún positivo entre la plantilla. Desconocemos si cada caso declarado como positivo se ha comunicado a las autoridades sanitarias, el caso es que aún existiendo casos de contagios, quienes han compartido el trabajo han seguido trabajando sin ningún tipo de cuarentena ni seguimiento.
Centros con servicio de atención al público han mantenido la actividad a pesar de darse casos de positivos entre los trabajadores del mismo turno y usuarios habituales.
Esto en cuanto a la salud, que sería mas que suficiente para actuar de inmediato. Pero si ya entramos en detalle de cómo se están prestando los servicios es un total descontrol. Teléfonos de atención al publico completamente desbordados o directamente sin responder las llamadas, citas para dentro de meses. Departamentos completamente cerrados, el personal administrativo en activo saturados de trabajo, que contrasta con altos cargos desaparecidos. Todo una vergüenza que pone de manifiesto la mala organización y funcionamiento de un servicio público que debería ser ejemplar. Pero todo esto no es más que una consecuencia del funcionamiento paternalista y piramidal heredado del franquismo y que continua su andadura, con altos cargos a dedo provenientes de distintos familias de presión y partidos políticos a los que en muchas ocasiones hay que buscarles acomodo creando nuevas estructuras donde ubicarles.
Es hora de denunciar estas situaciones. Basta de silencio y complicidad