Sábado 10 de Febrero 10:30
C/Moratines 22 – 1°B Local co.bas Madrid
M e t r o
Acacias 5 1 y Embajadores 3
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Vergonzoso. Una vez más UGT y CCOO demuestran con hechos que no son mas que meros instrumentos a sueldo del poder, disfrazados de defensores/as de la clase obrera. Si en estos momentos la economía en el estado español tiene una caída algo mas lenta que el resto de países europeos, según los principales analistas se debe principalmente a un factor determinante, la perdida de poder adquisitivo de los y las trabajadoras es la mayor de Europa y con la que nuevamente se está pagando la crisis.
Los y las empleadas del estado español somos los que más poder adquisitivo hemos perdido del conjunto de países desarrollados, frente al espectacular aumento de los beneficios de las principales empresas y bancos.
Mientras, UGT y CCOO se congratulan del gran acuerdo que supondrá una subida salarial del 0,5% a añadir al ridículo 2,5% que se abonó en enero. ¿Cómo se puede engañar de esa manera a quienes se supone que tienes que defender?
La inflación ha subido de forma escandalosa, los alquileres, los alimentos, los prestamos hipotecarios, la vivienda, etc. todo ha subido por encima de la ridícula subida pactada por estos sindicatos, lo que hace que con el beneplácito de UGT y CCOO la clase obrera de este país seamos cada año más pobres y los ricos más ricos.
Solo con fijarnos en la subida generalizada de precios de los productos que conforman la cesta de la compra: aceite de Oliva sube mas del 39%, la carne 9% el Yogur 9%, el pescado el 6%, las patatas 23%, la Leche 18%, los Huevos 13%, el pan 5%, etc, nos damos cuenta que la subida pactada es una vergüenza, absolutamente ridícula, muy por debajo de la subida de precios.
Sólo hay que ver algunos titulares de los medios de comunicación para ver a quién benefician los acuerdos con recortes salariales (a la cuenta de resultados de empresarios y banqueros y algunos y algunas sindicalistas que se aprovechan de las subvenciones). Estos sindicatos los controla el poder y los utiliza a su antojo, mientras, las secciones sindicales en las empresas se convierten en meros instrumentos de colaboración a cambio de prebendas.
Después de cuatro años en que los sindicatos CGT, CCOO Y UGT han configurado un bloque para el control absoluto del Comité de Empresa, anulándole como órgano de representación de trabajadores y trabajadoras, y de cualquier capacidad de acción sindical.
Es más, en estos cuatro años, con todo lo que hemos pasado, pandemia, Filomena, consolidación, subidas de precios, reforma laboral, crisis económica, convenio finalizado en el 2022, con un convenio de laborales que finalizó en 31 de diciembre de 2007, etc. el Comité de Empresa no ha encontrado ni un sólo motivo para convocar una sola asamblea de trabajadoras y trabajadores.
Como resultado el balance de estos últimos años no puede ser peor:
Solo con una medida como la ratificación de los acuerdos en asamblea, la mayorıá de estas situaciones no habrían salido adelante, por eso ni estos sindicatos ni la patronal quieren asambleas. Por eso se eliminaron las asambleas sin servicios mıńimos, a las que podamos acudir toda la plantilla, todo a cambio de aumentar el numero de liberados institucionales y bolsas de horas sindicales. Pero de esto no quieren ni oír hablar las burocracia sindical.
¿Que defiende CO.BAS?
Pensar que la guerra es una cuestión de buenos y malos, de que las guerras las provocan locos o personajes malvados por el único hecho de causar y extender el mal, se aleja de cualquier análisis serio. Detrás de todas las guerras hay una disputa por el control de los recursos, y en definitiva no deja de ser una guerra comercial llevada a un estadio superior. En el caso de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, no es mas que la lucha de los oligarcas europeos, estadounidenses y rusos por el control del comercio y recursos en suelo europeo. En el nombre de la “libertad”, o de la “seguridad nacional” o de la “lucha contra el terrorismo”, se esconde, cada vez con menos disimulo, el interés geoestratégico del control de los recursos energéticos. Para convencernos de que es una “guerra justa”, cuentan con sus medios afines que, mintiendo descaradamente -recordemos, por ejemplo, las armas de destrucción masiva inexistentes-, justifican y dan coartada a las invasiones, bombardeos, masacres…
El genocidio del pueblo ucraniano, checheno, iraquí, yemení, y un larguísimo etcétera, sólo responde a los intereses de las grandes corporaciones empresariales y financieras y a su necesidad insaciable de aumentar su tasa de beneficios cueste lo que cueste. Ese es el precio que hay que pagar por las contradicciones del capitalismo.
Lo hemos visto a lo largo de la historia desde la creación de la OTAN, en Afganistán, en Siria, en Panama, en Yugoslavia, con invasiones militares, o a través de golpes de estado como en Chile, Argentina, Camboya, Colombia, Irak (1979)… para poner gobiernos títeres que faciliten los negocios de las multinacionales europeas y estadounidenses. Detrás de los miles de conflictos siempre está el interés económico de las grandes empresas multinacionales.
Sabemos quienes se benefician con cada nueva guerra y quienes sufren las consecuencias. Con cada guerra las grandes compañías multinacionales multiplican sus beneficios mientras las clases obreras ponen los muertos y sufren los recortes económicos, la destrucción del tejido social, y la miseria. Las bombas dejan claro de parte de quienes están, dejando un rastro de cadáveres de soldados y civiles procedentes de familias de trabajadores y de las clases populares.
Por ello no se puede justificar ni la invasión rusa, ni el envío de armas a Ucrania.
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